Cuando una persona está incapacitada y no puede manejar sus propios asuntos, el tribunal puede nombrar a alguien para que la ayude. Incapacitado significa que la persona está tan impedida que no tiene la comprensión o la capacidad de tomar o comunicar decisiones personales buenas y seguras. El tribunal decide si alguien está incapacitado.
En primer lugar, un tribunal examina si la persona puede atender sus necesidades personales por sí misma. Necesidades como atención médica, alimentación, ropa, vivienda, seguridad o administración de las finanzas.
En segundo lugar, si no puede hacer esas cosas por sí misma, ¿puede hacerlas con ayuda?
El tribunal también comprueba si la persona puede nombrar a alguien para que tome decisiones que le ayuden a satisfacer sus necesidades. Por ejemplo, con una directiva de atención médica o un poder notarial.
Una persona no está automáticamente incapacitada por tener un cierto diagnóstico como la enfermedad de Alzheimer o por tener una discapacidad de desarrollo. El tribunal revisa muchos aspectos además del diagnóstico cuando decide si alguien está incapacitado o no.
Si un tribunal decide que una persona está incapacitada, y necesita más ayuda de la que estas otras cosas dan, puede nombrar a alguien tutor o curador. El tribunal también decide cuánto poder otorgarle al tutor o curador. Puede decidir otorgarles poder para tomar decisiones en algunas áreas de la vida de una persona, pero no en todas. Esto se llama Tutela o Curatela Limitada. Una tutela o curatela total es usualmente considerada como un último recurso cuando no hay ningún otro apoyo que haya ayudado eficazmente a la persona.
En una tutela o curatela, la persona que necesita ayuda no pierde derechos importantes automáticamente. Por ejemplo, no pierda el derecho al voto o el derecho a la privacidad personal, a menos que el tribunal tenga una buena razón y emita una orden específica.